UCR-PRO: una alianza cargada de incógnitas
- La Pampa
- 31 ene 2017
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¿Juntos, separados o amontonados? En el caso de la coalición, las legislativas abren más interrogantes. La Alianza del PRO y los radicales tendrá que resolver más temprano que tarde las incógnitas que la coalición tiene frente a un año electoral en el que, en el caso pampeano, ni siquiera está claro si las agrupaciones partidarias acudirán juntas a las urnas o preferirán hacerlo cada cual por su cuenta.
Las generales son en octubre, pero en agosto tendrían lugar las hipotéticas Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias (PASO), en el caso de que “Cambiemos” tenga que arreglar sus cuitas en una interna.
Ambigüedades
Las dudas se instalan, por un lado, por la cuestión política: hay radicales encantados de aunarse con el PRO y otros que resisten la unificación bajo el discurso de que no se sienten “parte” del Gobierno.
Por otra parte, el radicalismo se debe a otros socios locales, que tampoco se sienten cerca del macrismo: los socialistas y el Partido del Frente son integrantes del Frente Pampeano (FrePam).
También el PRO se ha comportado ambiguamente: el “Colo” Carlos Javier Mac Allister fue el primero en anunciar con bombos y platillos que los dos espacios irían por separado, pero esa afirmación duró lo que canta un gallo, porque algunas semanas después, por orden nacional, se empezaron a tirar cuerdas para fortalecer la alianza.
El que agarró la piola fue el intendente Leandro Altolaguirre, quien comenzó un proceso de diferenciación con el resto de la dirigencia de su partido. Eso llevó a la interna de fines de diciembre del año pasado, de la que Altolaguirre salió fortalecido: su hermano “Poli” Altolaguirre venció en las urnas al diputado nacional Daniel Kroneberger, lo que le da espaldas para reclamar para sí una candidatura por la UCR.
“Poli” está anotado en la carrera por la postulación a la diputación nacional. Pero no será fácil el consenso. En principio, porque Francisco Torroba posiblemente haga el intento de conservar la banca. Torroba perdió la interna pero sin jugar directamente porque no fue candidato.
Sacando cuentas
El PRO mira de reojo esa puja intestina de su socio y saca cuentas. Su hombre más fuerte y el que más votos tiene, desde ya, es Carlos Javier Mac Allister.
¿Puede ser candidato otra vez? Sería una jugada fuerte: de algún modo, todos entenderían que se trataría de una postulación “testimonial” (a la usanza kirchnerista en 2009), ya que es un hecho que “Colores” es importante en el Ejecutivo nacional y no abandonará ese posicionamiento. Y, al mismo tiempo, sería una movida política arriesgada si pretende ser candidato a la Gobernación en 2019.
Las opciones no son demasiadas: una apuesta a la continuidad de Martín Maquieyra, con su imagen juvenil PRO y pertenencia norteña; o apelar al apellido Mac Allister si se diera la maniobra, también riesgosa, de una candidatura de Marita, que a poco de ser designada presidenta del Tribunal de Cuentas empapeló la ciudad con afiches típicos de tiempos proselitistas.
Además de todo eso, el PRO y la UCR deben definir si van juntos, amontonados o separados. Las dos veces que la oposición política en La Pampa le arrebató bancas nacionales al PJ tuvieron lugar cuando fue por vías separadas: en el ‘97, cuando el peronismo repartió con la UCR (Juan Carlos Passo) y el FreGen (Pablo Fernández); y en 2013, cuando también hubo un escaño para cada cual (Gustavo Fernández Mendía por el PJ, Torroba por la UCR, Mac Allister por el PRO).
A partir de esa realidad, la coalición evalúa la estrategia de ir cada cual por su lado y dejar para más adelante la definición de los liderazgos de la alianza. Si las dos fuerzas se unificaran, el único modo de conservar sus actuales espacios sería ganar la elección: superar al PJ en la general para sostener las dos bancas.
