A los 69 años, Marta Gariglio Picco cumplió su sueño de terminar la secundaria y piensa en seguir estudiando

Hay historias que trascienden lo cotidiano y se convierten en faros de inspiración. Ese es el caso de Marta Gariglio Picco, vecina de la zona rural de Villa Mirasol y actualmente residente en General Pico, quien a sus 69 años finalizó la escuela secundaria gracias a la modalidad de Educación Permanente para Jóvenes y Adultos (EPJA) del sistema educativo pampeano. Su logro es un ejemplo de constancia, esfuerzo y superación personal, que demuestra que nunca es tarde para aprender y proyectar nuevos sueños.

El jueves 14, Marta recibió la nota de su último trabajo práctico y con ella la confirmación de que había finalizado el nivel secundario. “Fue una experiencia hermosa, yo estaba muy triste porque había perdido a mi hermano hacía poco tiempo, quería quedarme en el campo y el apoyo de las chicas me ayudó a superar un momento muy difícil. Encontré en esta posibilidad algo para apoyarme, una excusa para tener que venir del campo a General Pico a estudiar, me tuvieron mucha paciencia”, relató emocionada la flamante egresada.

La decisión de retomar los estudios no fue sencilla. Marta confiesa que le costó arrancar, pero pronto encontró en la escuela un espacio de contención y motivación. “Estudiaba mucho de noche, adelanté muchísimo porque estudiar me aliviaba el dolor que tenía. Las compañías fueron muy importantes, me mimaron el alma, no tengo palabras para expresarlo”, expresó entre lágrimas.

Su mensaje hoy es claro: invita a jóvenes y adultos a no postergar más la posibilidad de estudiar. “Hay una contención extraordinaria, fue un grupo de amigas, algo espectacular para mí, me sanaron un poco el alma. Fue un logro que pensé no iba a llegar, por eso aliento a cualquier persona a que lo haga”, señaló. Y adelantó que no se detiene aquí: “Soy muy curiosa, me gusta saber, ahora estoy pensando en otra carrera, por ahí alguna tecnicatura”.

Educación a lo largo de toda la vida

La historia de Marta también refleja el valor de las políticas educativas implementadas en La Pampa. La EPJA es una modalidad del sistema educativo provincial que garantiza el derecho a la educación a lo largo de toda la vida. Está destinada a mayores de 18 años que por distintas razones no pudieron iniciar o completar sus estudios primarios o secundarios.

Actualmente, la provincia cuenta con 24 escuelas y 130 extensiones áulicas distribuidas en distintas localidades, donde cursan alrededor de 8.500 personas. La directora del área, Sonia Bruegno, destacó que esta propuesta permite no solo cumplir sueños pendientes, sino también favorecer oportunidades laborales al posibilitar ingresos o ascensos.

En el caso de Marta, sus estudios se llevaron adelante en la Extensión Áulica N° 5, que funciona en el Centro Juvenil “Campito Centenario”, en General Pico. Allí, la Escuela para Adultos N° 2 María Remedios del Valle ofrece nivel primario presencial y nivel secundario a distancia. “En este lugar, docentes y estudiantes lo dan todo cada día, logrando un ambiente cálido, amable y acogedor, donde aprender y enseñar se convierte en una verdadera experiencia de crecimiento y encuentro humano”, expresó la directora, Analía Fortuna.

Un lazo que trasciende lo académico

El vínculo generado en las aulas fue otro pilar fundamental para Marta. Sus docentes, Silvina Alemandi y Marisel Lobos, la acompañaron de cerca durante todo el proceso. “Para nosotras, Marta fue mucho más que una alumna, se convirtió en una amiga. Hoy, al verla recibir su título a los 70 años, sentimos orgullo, emoción, admiración y alegría. Nos enseñó que nunca es tarde para soñar, que aprender es un abrazo al corazón, y que la escuela puede ser un hogar donde se tejen afectos que duran para siempre”, expresaron conmovidas.

Un ejemplo que inspira

La historia de Marta Gariglio Picco es, sin dudas, un ejemplo de superación personal y un mensaje poderoso para la comunidad: no hay edad para aprender, no hay límites para soñar y cada paso en la educación abre nuevas puertas. Su decisión, su constancia y su entusiasmo contagian, recordando que el conocimiento no solo brinda oportunidades laborales, sino también herramientas para transformar la vida y sanar el alma.

Fuente APN