Alfalfa: un cultivo con potencial exportador que busca cuadruplicar su facturación

Rentabilidad similar a la soja o el maíz, alta adaptabilidad a diferentes suelos y una demanda internacional en constante expansión. Estas son las claves del crecimiento sostenido de la alfalfa, un cultivo forrajero que gana cada vez más protagonismo en el agro argentino y que podría posicionarse como una estrella de exportación en los próximos años.

Actualmente, Argentina factura cerca de 66 millones de dólares por exportaciones de heno de alfalfa, lo que representa apenas el 1,5% del mercado mundial. Sin embargo, desde el Clúster de Alfalfa, creado en 2019 en la provincia de Córdoba, proyectan una expansión ambiciosa: llegar a US$250 millones, casi cuadruplicando los ingresos actuales.

Un cultivo versátil con futuro global

Según Gastón Urrets Zavalía, coordinador del clúster y referente de INTA Manfredi en forrajes conservados, el escenario global es altamente favorable:

“El mercado mundial de heno parece no tener techo, al menos en el corto plazo”, asegura.

Esta afirmación se sustenta en el avance de la intensificación ganadera, que requiere sistemas de alimentación más tecnificados y constantes, basados en silajes y henos de alfalfa, suministrados a través de raciones totalmente mezcladas en comederos.

En ese marco, la alfalfa emerge como un insumo estratégico, no solo por su alto valor proteico y digestibilidad, sino también por su capacidad de adaptación a diversos ambientes. Actualmente se cultivan unas 3 millones de hectáreas en todo el país, y solo Córdoba concentra 600.000 hectáreas, posicionándose como epicentro productivo y exportador.

Clúster de Alfalfa: una red nacional en expansión

Con sede en la ciudad de Córdoba, el clúster ya reúne a 105 socios y más de 10 provincias adheridas, entre ellas La Pampa, Buenos Aires, Chaco y La Rioja. La red articula esfuerzos públicos y privados, y brinda herramientas técnicas, programas de internacionalización de empresas, tablas de costos actualizadas y asesoramiento sobre maquinaria específica como segadoras, rastrillos, rotoenfardadoras y megaenfardadoras.

Para implantar alfalfa se requieren inversiones que oscilan entre los US$500 y US$600 por hectárea, y no existe una superficie mínima exigida. Los principales compradores internos son tambos y feedlots, que demandan el heno para sus sistemas intensivos de producción animal.

Rumbo a Europa: la alfalfa argentina en agenda internacional

Como parte de su estrategia de posicionamiento global, el Clúster de Alfalfa organiza una misión comercial a Francia y Alemania para noviembre de este año. La delegación argentina participará del IV Congreso Mundial de Alfalfa en Reims y de la feria Agritechnica en Hannover, dos eventos claves para consolidar vínculos y conocer las últimas tendencias tecnológicas del sector.

Un mercado competitivo y exigente

El mercado internacional está liderado por Estados Unidos (58%), seguido por Australia (12%), España (10%), Canadá (5%), y Francia e Italia (2%). Los principales importadores son Japón (26%), China (23%), Corea del Sur (11%) y Emiratos Árabes Unidos (9%).

Este contexto demuestra que, si Argentina logra incrementar la calidad, escalar la producción y consolidar su logística de exportación, la alfalfa podría convertirse en una alternativa sólida y sostenible dentro del complejo agroexportador nacional.

Un cultivo con historia milenaria

La alfalfa, cuya historia se remonta a casi 10.000 años en Asia Menor, ha sabido adaptarse y evolucionar hasta convertirse hoy en uno de los forrajes más valorados por su calidad nutricional y su aporte a la eficiencia productiva. En un mundo que demanda más proteína animal, la alfalfa argentina se perfila como una oportunidad verde con proyección global.

Fuente NA