Docente condenada por malos tratos a niños de Jardín de Infantes

El juez Maximiliano Boga Doyhenard, titular del Juzgado Contravencional de la Segunda Circunscripción Judicial con sede en General Pico, dictó una sentencia condenatoria contra una docente del Jardín de Infantes N° 9 de Realicó, al encontrarla responsable de tres hechos de malos tratos y castigos inmoderados cometidos contra cinco alumnos de cinco años durante el ciclo lectivo 2024.

El juicio oral y público, que se desarrolló los días 15, 16, 17, 20 y 21 de octubre, contó con la intervención del fiscal Sebastián Rawson Paz y del abogado defensor Jerónimo Altamirano. Finalmente, el magistrado impuso una pena de 75 días-multa, equivalentes a 1.415.775 pesos, al considerarla autora material y penalmente responsable del delito de privaciones, malos tratos corporales o castigos inmoderados (artículo 121 inciso 1° del Código Contravencional), en tres oportunidades y en concurso real.

Además, el fallo dispuso una prohibición de contacto y comunicación con las víctimas por seis meses, junto con una amonestación formal y una exhortación a no reiterar conductas similares.

Denuncias y desarrollo de la causa

La investigación se inició el 29 de agosto de 2024, tras las denuncias de padres y madres que alertaron sobre comportamientos inapropiados dentro del aula. Durante el proceso, se acreditó mediante testimonios, entrevistas con los niños y declaraciones de profesionales del ámbito educativo que la docente aplicó prácticas disciplinarias prohibidas, tales como gritos, amenazas, privación reiterada del recreo y trato físico inadecuado.

El fallo del juez Boga Doyhenard describe que la maestra impedía a los alumnos salir al patio “como mero castigo, desprovisto de toda estrategia educativa”, remarcando que el recreo es “indispensable para la salud psicofísica de los niños”. Asimismo, se probó que la acusada tomó del brazo con fuerza a un alumno, lo obligó a caminar al trote y lo empujó hacia la sala, hechos considerados de gravedad en el marco de la educación inicial.

Frases intimidantes y prohibiciones

En la sentencia se consignan frases pronunciadas por la docente hacia los menores:

“Les juro por Dios que los que anote en el cuaderno no salen al patio”.“Se lo juro por Dios, se quedan sin patio, acá sí hay castigo”.

Para el magistrado, tales expresiones revelan un modelo autoritario y punitivo contrario a los principios que deben regir la enseñanza en el nivel inicial.

Fundamentos del fallo

El juez subrayó que los castigos físicos o psicológicos están expresamente prohibidos por la normativa nacional y provincial, citando la Ley Nacional 26.061 de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, la Ley Provincial 2703 y la Ley de Educación Provincial 2511, que resguardan la integridad y dignidad de los estudiantes.

Además, recordó que la docente ya había sido advertida por la Coordinación de Nivel Inicial y había recibido acompañamiento institucional, sin que modificara su conducta.

“Es absolutamente reprochable ejercer fuerza física sobre los niños, dado el riesgo de causarles daño físico o psicológico”, señaló Boga Doyhenard, quien también consideró inaceptable la privación del juego y el esparcimiento, “elementos esenciales en la educación inicial”.

Medidas del Ministerio de Educación y valoración judicial

El Ministerio de Educación de La Pampa ya había dispuesto la separación preventiva del cargo y la apertura de un sumario administrativo, tras detectar “conductas intolerantes asociadas a maltrato físico y verbal”.

Al dictar la sentencia, el juez ponderó como circunstancias agravantes la edad de las víctimas, la posición de autoridad de la docente y el hecho de que los hechos ocurrieran en el marco de un empleo público. Como atenuantes, valoró la falta de antecedentes contravencionales, su formación universitaria y un entorno familiar estable.

La resolución judicial marca un precedente en materia de protección de los derechos de la infancia dentro del ámbito educativo pampeano, reforzando el mensaje de que toda forma de maltrato, ya sea físico o psicológico, resulta inadmisible en las instituciones escolares.