Lucero no pudo sembrar
- La Pampa
- 29 ene 2018
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EL BRAZO DEL RÍO SE CORTO HACE UN MES Y MEDIO
El proyecto del productor oesteño Carlos Lucero de poner seis hectáreas de maíz en producción con agua del río Atuel, finalmente no pudo concretarse. ¿La causa?: el brazo del río del que pensaba tomar el agua, se secó hace un mes y medio.
Carlos Lucero es un inquieto poblador y productor del oeste pampeano que tiene un campo sobre el río Atuel, y administra otro, lindero con el suyo, también sobre el curso del río. Su campo se llama La Vasconia y el que administra, La Buena Fe. Ambos están ubicados en el paraje La Puntilla, al oeste de Santa Isabel, unos kilómetros aguas abajo de que el cauce del Atuel ingrese a nuestra provincia.
A mediados de septiembre de 2017, Lucero hizo llegar a esta Redacción unas agradables imágenes en las que se veía el río corriendo por esos campos. En las fotos se apreciaba un fenómeno poco habitual para nuestra provincia: unas pequeñas cascadas que el río formaba en su búsqueda de los terrenos más bajos.
Se trataba de un brazo del río Atuel que había derivado hacia un sector en que el cauce no está bien definido, y por ello expresaba con firmeza su poder erosivo.
La aparición de este brazo fue consecuencia de que el río Atuel llevaba varios meses escurriendo en forma permanente y con un abundante caudal.
La permanencia del escurrimiento entusiasmó a Lucero y lo impulsó a reflotar una idea que ya puso en práctica en otras oportunidades: tomar agua del río Atuel y regar una pequeña superficie de terreno. El objetivo principal y evidente era, obviamente, producir forraje para alimentar a sus vacas.
El segundo, menos evidente pero de mayor impacto social: mostrar que cuando el río Atuel corre en territorio pampeano, se pueden hacer muchas cosas, y que si no se hacen -como Mendoza suele reprochar a La Pampa- es por la falta de previsión en el escurrimiento.
“El río venía lindo”.
La intención de Lucero era sembrar unas 6 hectáreas con maíz en un terreno ya preparado al efecto en el campo La Vasconia.
El fin de semana, un periodista de este diario visitó a Lucero en su campo de La Puntilla -acompañado por Juanita de Ugalde, presidenta de la Asamblea en Defensa de los Ríos Pampeanos- y se encontró con que el proyecto no avanzó. ¿El motivo? El de siempre: el río se quedó sin agua y le puso punto final a una historia que ni siquiera empezó a escribirse.
“Cuando yo empecé a hablar de sembrar esas 6 hectáreas, mi socio, que vive en San Rafael, me avisó que en Mendoza ya le habían dicho que en el verano iban a cortar el agua”, contó Lucero.
“Yo estaba muy entusiasmado y no quería escucharlo… con lo lindo que venía el río. Pero al final le hice caso y no sembré nada”.
A la postre, su socio resultó tener razón. Una vez más, Mendoza cortó el río y el escurrimiento actual del curso interprovincial es tan bajo que apenas si ingresa un hilo de agua a la provincia.
El brazo del que pensaba tomar Lucero fue el primero que reflejó la falta de escurrimiento. Hace un mes y medio terminó por cortarse.
Con las ganas.
Lucero se quedó con las ganas una vez más. El terreno que pensaba regar luce llano y despejado, aunque los matorrales ya empezaron a avanzar aprovechando que no hay vegetación que lo impida.
El brazo del río luce exuberante en su vegetación y el fondo del cauce, con algunos manchones un poco barrosos, evidencia del agua que escurrió por allí hasta no hace mucho.
Para aprovechar el escurrimiento subsuperficial, Lucero instaló un bombeador con el cual saca agua de la napa y la eleva hasta el tanque del molino que se encuentra junto al cauce. Con ella le da de beber a algunas vacas.
A unos pocos metros, el otro brazo del Atuel aún lleva algo de agua, pero es poca y con el paso de los días el caudal se hace cada vez más exiguo. Otra vez, la historia se repite y la esperanza se desvanece.
