Las categorías formativas del CSDW partieron rumbo a Buenos Aires para vivir una experiencia inolvidable
- Winifreda

- 27 nov
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La noche de este jueves 27 de noviembre quedará guardada para siempre en la historia reciente del Club Social y Deportivo Winifreda. Con enorme entusiasmo, abrazos, aplausos y una plaza colmada de familias, las categorías formativas del CSDW emprendieron su viaje rumbo a la ciudad de Buenos Aires, dando inicio a una aventura única que combina deporte, educación y emoción.

Un moderno colectivo aguardaba frente al municipio mientras, poco a poco, los jugadores de Cuarta y Quinta División subían con sus mochilas cargadas de ilusión. Acompañados por su cuerpo técnico y un grupo de padres que trabaja incansablemente durante todo el año, los pibes se acomodaron entre risas, fotos y un clima de fiesta que contagió a toda la localidad.
Un viaje que es mucho más que fútbol
Este viaje, planificado durante meses por el Grupo de Padres y el equipo técnico, representa un premio al esfuerzo, la disciplina y el compromiso de cada chico que integra las formativas del Depo. Durante tres días, vivirán una experiencia que trasciende lo deportivo y que seguramente marcará sus vidas.
El itinerario incluye visitas a lugares emblemáticos como:
El predio de la AFA en Ezeiza, donde entrenan las selecciones nacionales.
La Bombonera, con ingreso al museo de Boca Juniors.
El Estadio Monumental y el Museo River Plate, un recorrido por la historia millonaria.
Un circuito turístico por espacios icónicos como el Obelisco, la Casa Rosada y otros puntos históricos de la ciudad.
Más allá de las fotos y los estadios, la experiencia busca reforzar valores esenciales: convivencia, responsabilidad, compañerismo, motivación y amor por el deporte.
Orgullo winifredense
La partida fue acompañada por decenas de familias que se congregaron para despedir a los chicos. Entre risas, abrazos y emoción, el colectivo se puso en marcha al grito de “¡Vamos Winifreda!”, dejando atrás una imagen que resume el sentimiento del pueblo: orgullo pleno por sus pibes.
Este viaje no solo alimenta un sueño deportivo, sino que también construye memoria, identidad y crecimiento personal. Tres días que quedarán grabados para siempre en cada uno de ellos.
Desde la localidad, solo queda acompañar, alentar y desear buen viaje, pibes girasoleros. Que disfruten, aprendan, vivan y regresen con el corazón lleno de experiencias.






































