La pesada herencia de los especuladores
- La Pampa

- 9 abr 2017
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LA SEMANA PAMPEANA
I – Santa Rosa fue fundada hace más de un siglo por el administrador de estas tierras con un doble objetivo: que fuera el centro del poder político de su fundador (desde donde planeaba dominar políticamente el territorio nacional de La Pampa) y hacer un gran negocio con la venta de tierras y alquiler de propiedades que corriera paralelo al del establecimiento ganadero del padre de su esposa que administraba. El orden en que estas metas económico-políticas rondaban en la cabeza de don Tomás Mason no es algo que podamos establecer, pero la historia posterior a la fundación nos confirma que poco después, las conexiones políticas con el roquismo fructificaron con el traslado de la capital provincial de General Acha a Santa Rosa.

II – No vamos a entrar en discusiones un siglo después sobre aquél hecho que los achenses no van a permitir jamás olvidar a los santarroseños. Pero sí nos interesa explicar que fue Santa Rosa una fundación irracional e innecesaria desde el punto de vista de la ocupación del espacio pues se hizo a pocos kilómetros de Toay (que ya existía aunque su fundación “formal” se fijó en 1894) y cuyo emplazamiento era (es) más favorable al establecimiento de un núcleo urbano. Santa Rosa nació así al impulso de las ambiciones políticas y apetencias económicas de su fundador y prosperó por las influencia que lograba en los conciliábulos del partido del gobierno oligárquico de aquellos años.
II – El papel que la especulación de tierras jugó en el desarrollo urbano de la capital está claro desde un principio con un trazado de sus manzanas donde la ocupación de la tierra loteable se maximizó a expensas de las calles que se hicieron estrechas y sin el cuidado que Benito Villanueva y Juan Guillermo Brown tuvieron en Toay. Si se analiza y compara un plano de ambas ciudades es posible descubrir este objetivo económico y esta despreocupación de nuestros fundadores por la calidad de vida de sus futuros habitantes. Hasta en la mala orientación de las calles santarroseñas de norte a sur se hace patente esa despreocupación que condenó a los frentistas a afrontar los vientos dominantes y a padecer por la ausencia de sol en los frentes que dan al sur. En Toay, en cambio, la orientación de Suroeste a Noreste y de Sureste a Noroeste (que se prolonga al SO santarroseño en la Villa Santillán que forma parte del mismo lote), además de atenuar el encajonamiento de los vientos dominantes, dotó a todos los frentes (aún los orientados hacia el sur) de días de sol en buena parte de los meses del año.
III – Esta calidad de especuladores de tierras urbanos con poder político con que los fundadores de Santa Rosa lograron su éxito, ha sido, desde entonces, una maldición que, en buena medida, estamos pagando hoy. El poder político de la ciudad, salvo excepciones (como cuando gobernaron los socialistas en la década del 30) fue funcional a las necesidades de los especuladores de tierras. En la historia de la ciudad estos especuladores urbanos operaron de tal forma que lograron capitalizar para sí el esfuerzo de los vecinos que poblaban la ciudad al reservarse, en los mejores lugares, terrenos baldíos que ganaban valor no por las inversiones de sus dueños, sino por el poblamiento que crecía a su alrededor. La Sucesión de los fundadores y otros grandes especuladores urbanos fue un cáncer para la ciudad y fueron los responsable de la irracional extensión del casco urbano al obligar a las familias a comprar terrenos en la Villa Santillán, Villa del Busto o Colonia Escalante alejados del centro que, no obstante, tenía grandes cantidades de terrenos baldíos que no salían a la venta a la espera especulativa de su valorización. (El artículo en la Constitución de La Pampa que reza: “el mayor valor del suelo que no sea producto del esfuerzo personal o de la actividad económica del propietario” deberá “beneficiar a la comunidad” y no a su propietario pues la propiedad “debe cumplir una función social”, tiene su origen en una lúcida lectura histórica de los congresales constitucionalistas pampeanos del año 1960 cuyo texto se conservó en la reforma de 1994).
IV – Que la ciudad se haya levantado en una “palangana” y que los dueños de tierras en esa palangana haya logrado que se loteen terrenos sin estudios de niveles (ni cláusulas de venta donde conste que no había desagües para esos lotes) es el mal de origen de las inundaciones de hoy en Santa Rosa que paga tributo a esa histórica alianza que los propietarios especuladores trenzaron, desde su fundación, con el poder político urbano, funcional a sus intereses.
(LVS para LA ARENA)






























