Winifreda: Cierra un histórico comercio de venta de materiales de construcción
- Winifreda

- 1 sept 2019
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"ESTOY SENSIBLE, FUERON MUCHOS AÑOS DE TRABAJO", DIJO SU PROPIETARIA
Un histórico local de Winifreda, ubicado en la calle San Martín, dedicado a la venta de materiales de construcción y artículos para el hogar, cerrará definitivamente, después de 46 años de actividad comercial. Su propietaria, Alicia Hirschfeld, de 73 años, vendió el salón comercial y su vivienda lindera al inmueble a un productor agropecuario de esta localidad. Si bien podrá permanecer en su casa durante un año, tal vez lo haga antes de ese lapso y después se quedará en su pueblo natal viviendo en un departamento que le alquilará a un familiar directo.

La vecina llevaba varios meses evaluando estas medidas hasta que finalmente tomó decisiones. Ayer atendió al público por última vez acompañada de su mascota.
Cabe destacar que el cierre del local se produce en un contexto de crisis económica, marcado por la fuerte escalada del dólar, la continua devaluación del peso, los altos costos de las tarifas y a menos de dos meses de las elecciones presidenciales. No obstante, la despedida obedece a otros motivos, vinculados sobre todo al agotamiento físico de la comerciante y a la insistencia de su familia para que terminara su etapa laboral.
Cuando LA ARENA fue a verla estaba atendiendo a clientes que se acercaron a saldar sus deudas y a realizar compras enterados de que puso en oferta todos los artículos que le quedan en el comercio. En septiembre rematará los bienes del corralón.
A cargo del local.
Ella se hizo cargo de la administración general tras el fallecimiento de su esposo y fundador del negocio, Vicente Mosmann, el 13 noviembre de 1998. Desde ese momento estuvo en contacto con albañiles, gasistas, plomeros, electricistas y proveedores. También atendió fuera de hora, incluso los fines de semana.
El 2 noviembre del año pasado falleció su empleado Luis Oscar Guttlein, tras 35 años de trabajar junto a ella. Su partida «me afectó emocionalmente y me hizo un click», confesó. A esto se sumó que desde hacía tres años su hija María Alejandra -vive en Santiago del Estero-, su hijo Víctor Hugo -reside en el pueblo-, su hermana y su cuñado le venían insistiendo que pusiera fin a su actividad laboral para que pudiera dedicarle más tiempo a su vida y a sus afectos y ella les respondía que no podía hacerlo. Hasta que finalmente decidió reiniciarse.
«La gente de Winifreda me vio trabajando desde las 8 hasta el mediodía y de las 15 hasta las 20. Sábados y domingos en horarios habituales y después de hora. Estoy muy bien físicamente y de la cabeza, pero me di cuenta, gracias a mi familia, que vivía corriendo, del negocio al banco. Eso me agotó y no tenía tiempo para dedicarle a mi salud. Es más, sobre una mesa tengo una orden médica del año pasado para hacerme unos análisis de rutina y todavía no me los hice», explicó la responsable de la firma Sucesores de Vicente Mosmann.
«Hace tres años que no viajo a Santiago del Estero a ver a mis nietos aunque ellos vienen a verme en las vacaciones», abundó. En julio cerró la cuenta corriente en una entidad bancaria. Desde entonces «empecé a respirar más tranquila», dijo.
Sin deudas.
Su local lentamente se va quedando vacío. «Estoy muy sensible porque fueron muchos años de reponer mercaderías y atender a la clientela, pero asumí que todo esto es para mí bien. Mi hermana y mi cuñado son un pilar fundamental en estos momentos», añadió sobre su actualidad.
Salió al cruce de comentarios sobre supuestas deudas contraídas que la habrían empujado al cierre. «Son todos inventos, gracias a Dios no tengo deudas con nadie. Y de esto pueden dar fe los constructores que me compraron mercaderías por adelantado y a cada uno les devolví el dinero».
Día especial.
Ayer fue un día muy especial porque por última vez atendió a sus clientes. Varios le agradecieron el financiamiento que les dio para que pudiesen comprar materiales y así construirse su casa o remodelarla. Se abrazó con ellos conmovida y lágrimas escaparon de sus ojos.
Después de tantas décadas de trabajo se quedará sin bienes materiales porque también vendió su casa, la que construyó con su marido y donde crió a su hijo e hija y vio correr a sus nietas y nietos.
«Suena duro, pero decidí hacerlo porque pronto voy a cumplir 73 años y mi físico no me da para limpiar un caserón de 200 metros cuadrados. Igual podré habitarlo un año más y después la idea es alquilarle un departamento a mi cuñado, tal vez lo haga antes y no descarto construirme una casita en el pueblo», dijo.
En el final, se despidió con un mensaje a sus clientes de toda la vida. «Los voy a extrañar mucho y les agradezco de corazón por la excelente relación que mantuvimos, seguramente nos seguiremos saludando». Y cerró con una humorada: «Hay mucha gente que está contenta que cierro así no me precisan pagar lo que me deben».
El 28 de septiembre organizará una subasta de los materiales que aún le quedan en el corralón como aberturas, pisos, chapas, entre otros, más los remanentes del salón de ventas. Si bien recién el 31 de octubre dará la baja definitiva de su local, a partir de mañana habrá una presencia femenina menos al frente de un comercio de Winifreda.
< Luis Barbaschi para LA ARENA 01/09/2019 >































