Elecciones en Buenos Aires: Fuerza Patria arrasó en las legislativas y dejó a Milei contra las cuerdas
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La provincia de Buenos Aires volvió a marcar el pulso de la política nacional. Bajo el lema Fuerza Patria, el peronismo logró ayer un triunfo arrollador en las elecciones legislativas, al obtener un 46,93% de los votos con el 82,22% del escrutinio provisorio, mientras que La Libertad Avanza (LLA) quedó en un distante 33,85%, muy por debajo de las expectativas que había instalado la Casa Rosada en la previa.

El resultado fue un espaldarazo directo al gobernador Axel Kicillof, que se consolida como uno de los principales referentes del justicialismo de cara a los próximos años, y un fuerte revés para el gobierno nacional, que venía golpeado por denuncias de corrupción, falta de gestión territorial y errores estratégicos en su armado electoral.
Un mapa casi todo celeste
El recuento provisorio mostró una provincia prácticamente teñida de celeste. Fuerza Patria se impuso en seis de las ocho secciones electorales (Primera, Segunda, Tercera, Cuarta, Séptima y Octava), mientras que los libertarios solo pudieron festejar en la Quinta y Sexta sección.
En la Tercera sección, bastión histórico del PJ, la vicegobernadora Verónica Magario y el intendente Fernando Espinoza arrasaron en La Matanza con más del 56%, duplicando al libertario Maximiliano Bondarenko. El resultado se replicó en distritos clave como Almirante Brown, donde la diferencia superó los 28 puntos.
La Primera sección dejó algunos triunfos puntuales para LLA en Tres de Febrero, Vicente López y San Isidro, pero no alcanzaron para frenar la ventaja general del peronismo. En la Segunda sección, hubo cinco municipios violetas (Rojas, San Pedro, Carmen de Areco, San Antonio de Areco y Capitán Sarmiento), aunque en San Nicolás se impuso el localista Manuel Passaglia.
El escenario fue similar en la Cuarta, donde LLA ganó en General Villegas, Lincoln, 9 de Julio y Trenque Lauquen, pero la mayoría quedó celeste. En la Quinta sección, el intendente marplatense Guillermo Montenegro encabezó una excepción libertaria, con triunfos en Mar del Plata, Necochea, Tandil, Balcarce, General Alvarado, Mar Chiquita y Las Flores.
La Sexta sección, con epicentro en Bahía Blanca, fue la otra isla violeta, con victorias en Villarino, Coronel Dorrego, Tornquist, Puan, Saavedra, Adolfo Alsina y Coronel Suárez. En la Séptima, LLA solo pudo imponerse en Azul, y en la Octava (La Plata), el justicialismo ganó con claridad: Juan Ariel Archanco obtuvo el 43,5% contra el 37% del libertario Francisco Adorni, hermano del vocero presidencial.
El rol decisivo de los intendentes
El aporte de los intendentes fue clave para sellar la victoria. Con un despliegue territorial que se tradujo en triunfos en más de 100 municipios, el PJ volvió a mostrar que su fuerza en Buenos Aires se construye caminando calles, visitando barrios y capitalizando la gestión local.
El contraste con los libertarios fue evidente: LLA se presentó con un armado improvisado, alianzas de último minuto y poca estructura en el territorio. En la campaña, Sebastián Pareja, encargado del armado bonaerense, apostó a la Primera y Tercera sección, pero los resultados fueron aún peores que en distritos que habían sido descartados. Esa falta de planificación obligó a referentes del PRO como Pablo Petrecca (Junín) y Javier Martínez (Pergamino) a buscar otros acuerdos fuera del espacio de Milei.
Escándalos y errores que pesaron
El trasfondo de la derrota libertaria se alimentó de un cóctel explosivo: el escándalo de coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), que salpicó a Karina Milei; los audios de Diego Spagnuolo, ex titular del organismo con vínculos con el entorno presidencial; y la imposibilidad de instalar la inseguridad como tema central de campaña.
A esto se sumó la mala estrategia de alianzas con dirigentes porteños del PRO, como Cristian Ritondo y Diego Santilli, que carecían de arraigo en la provincia y terminaron debilitando la estructura territorial.
Kicillof se proyecta, Milei recalcula
El triunfo peronista en Buenos Aires no solo asegura la renovación de la Legislatura provincial, sino que reposiciona a Axel Kicillof como figura central del PJ. El gobernador reafirmó su autonomía del kirchnerismo, validó la decisión de desdoblar los comicios y mostró músculo político al colocar a Magario y a Gabriel Katopodis al frente de las secciones más pobladas.
Para Milei, en cambio, la derrota representa un golpe duro en la antesala de las elecciones nacionales del 26 de octubre. El oficialismo nacional intentó suavizar el impacto instalando que una derrota por cinco puntos sería “un buen resultado”, pero terminó con un margen mucho mayor en contra, lo que obliga a recalcular la campaña y replantear alianzas en el corto plazo.
El mensaje de las urnas fue claro: Fuerza Patria se consolidó como la gran fuerza política bonaerense, Kicillof emergió fortalecido como líder del justicialismo y el gobierno nacional sufrió su cachetazo electoral más fuerte desde que asumió.