Fuerte malestar en el campo tras el fin de la quita de retenciones: productores denuncian que el beneficio quedó en manos de las cerealeras
- Nacionales

- 25 sept
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La eliminación de las retenciones a los granos, medida dispuesta por el Gobierno nacional a comienzos de la semana para acelerar el ingreso de divisas, llegó a su fin en tiempo récord. En apenas unos días, el sector exportador completó el cupo de US$7.000 millones, lo que activó el cierre automático de la registración establecido por el Decreto 682/2025.

La Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) confirmó que, cumplido el objetivo, el esquema volvió a su régimen habitual de Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE), dejando sin efecto la ventana de retenciones cero que, en principio, debía regir hasta el 31 de octubre.
Productores excluidos y malestar en el sector
La presidenta de la Federación Agraria Argentina (FAA), Andrea Sarnari, criticó duramente la medida durante la apertura del Congreso Anual Ordinario de la entidad. “No fue pensada para el sector productivo ni incentiva a la producción agropecuaria. Es de corte netamente económico y por las necesidades del país, que además nos perjudica porque sigue generando imprevisibilidad”, advirtió.
Sarnari enfatizó que los pequeños y medianos productores “claramente no fuimos los beneficiarios” porque muchos ya no contaban con stock de la campaña pasada o, quienes aún tenían granos reservados, “tampoco pudieron aprovecharla en tan corto plazo”. “La medida ni siquiera pasó cerca de la tranquera”, sentenció.
En la misma línea, el expresidente de CONINAGRO Córdoba, Marco Giraudo, apuntó contra las cerealeras: “En tres días fijaron los Derechos de Exportación (DEX) por US$7.000 millones. No fuimos los productores agropecuarios. Este negocio, que hoy es solo de exportadores y del Estado, debe derramarse en las zonas productivas”.
Concentración y críticas a los exportadores
Desde la Sociedad Rural de Rosario también hubo cuestionamientos: “Si bien públicamente se presentó como una herramienta destinada a incentivar la liquidación del sector agropecuario en su conjunto, la realidad fue distinta. El cupo total se concentró en manos de un grupo reducido, generando desequilibrios, exclusión y malestar en quienes sostienen la producción día a día”.
En tanto, el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, expresó sorpresa por la velocidad con la que se agotó el cupo: “Nos llamó la atención que en 48 o 72 horas se cubriera todo y que se vuelva tan rápido a la situación anterior. Estamos evaluando si el beneficio realmente llegó al productor genuino o no”. Pino confirmó que la entidad ya pidió al Gobierno que mantenga la quita de retenciones hasta el 31 de octubre, independientemente de que se haya alcanzado el cupo.
El rol de las cerealeras y las dudas del mercado
En el mercado trascendió que una sola empresa agroexportadora habría inscripto ventas por US$4.200 millones, equivalente al 60% del total del cupo. Una situación que alimentó el malestar del sector productivo.
El periodista especializado Matías Longoni denunció en redes sociales que el Ministerio de Economía permitió registrar DJVE “a diestra y siniestra, sin ningún límite ni condición”. Según explicó, las exportadoras aprovecharon la apertura y nunca trasladarían la baja de retenciones al precio que reciben los productores.
El impacto en los precios y el pedido de los supermercados
Mientras la cadena agroindustrial discute los beneficios de la medida, desde la Cámara Argentina de Supermercados (CAS) y la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios (FASA) advirtieron sobre maniobras especulativas en los precios. Ambas entidades recomendaron “extrema prudencia a los proveedores” y pidieron a los supermercados actuar en defensa de los clientes.
“A quienes aumentaron sus precios para cubrirse de las fluctuaciones cambiarias de las últimas semanas, les pedimos que los retrotraigan, porque el mercado no reconocerá aumentos injustificados”, alertaron en un comunicado conjunto.
Una medida fugaz y polémica
La quita de retenciones, pensada como un “puente” para fortalecer las reservas del Banco Central, se consumió en cuestión de horas y dejó un sabor amargo entre productores que se sintieron excluidos. Mientras los exportadores celebran el negocio concretado, el agro reclama previsibilidad y el Gobierno enfrenta un nuevo frente de críticas por el diseño y la implementación de una medida que, en lugar de calmar, abrió una nueva grieta en el campo.
Fuente NA
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