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Agricultura: Mercado y cosecha de girasol

  • Foto del escritor: Winifreda
    Winifreda
  • 13 mar 2019
  • 4 Min. de lectura

En la provincia de La Pampa ya ha iniciado la cosecha de girasol, la cual se espera que sea importante tanto en el área como en el tonelaje. Los rindes están por encima de los obtenidos en la zafra pasada. Con un promedio nacional levemente por encima de los 20 quintales por hectárea, se espera una producción en torno a los cuatro millones de toneladas. Este aumento de la producción tan importante ha tenido su impacto en el mercado de girasol. Como era de esperar con la llegada del pico de cosecha los precios se derrumbaron a un punto tal que, como productor, cuesta entender cómo en zonas donde se pueden plantar otros granos se sigue sembrando este en particular. Es que año a año el empresario rural cae en la trampa de un precio alto de girasol al momento de la siembra y para la cosecha siempre aparece alguna información externa que le permite a la industria “cazar en el zoológico”. Al no haber ningún exportador remitiendo grano al exterior, el productor queda rehén de una industria oligopólica (no son más de 3 o 4 los compradores).

No sería raro ver en un futuro cercano que toda la producción de girasol se haga bajo la modalidad de contrato, tal cual hoy se hace el girasol confitero; o para poner otro ejemplo más lejano e importante en hectáreas, la cebada cervecera. Es que simplemente no se puede seguir trabajando con este nivel de volatilidad en los precios. Siempre están los que dicen que es culpa del productor, por entrar en el mercado de futuros, pero el problema radica en que el mercado de futuros desarrollado en el girasol es el forward, el cual se compromete en la entrega del grano físico, lo que puede llegar a ser un dolor de cabeza si ocurre algún evento que impida la cosecha, y ese riesgo es mayor a medida que más chico es el productor. Por lo tanto, si una forma de protegerse solo sirve a grandes productores, pues, no es una buena herramienta.

Se espera que el año que viene el productor esté más reticente a plantar girasol, sobre todo si se analizan los precios que se están ofreciendo por parte de la industria en comparación con la soja. Así, vemos por un girasol disponible alrededor de 220 USD/tonelada (y bajando), más un 8/10% en concepto de materia grasa nos da un precio por tonelada de alrededor de 240 USD; mientras que la soja ronda los 240 USD/tonelada. Es decir, estamos viendo un precio similar entre ambos cultivos, pero los mismos tienen un costo de producción diferente (a favor de la soja), una flexibilidad de rotación diferente (a favor de la soja) y un potencial de rendimiento muy diferente (a favor de la soja). Si analizamos todo el contexto, sin duda la soja debería crecer y el girasol, volver a bajar en intención de siembra. No veo a ningún ingeniero que le duela el bolsillo recomendando sembrar girasol la próxima zafra, a menos que necesite dinero temprano. Sería muy ingenuo volver a caer en “la trampa” de un precio alto al momento de la siembra imposible de capturar a riesgo razonable.

Pasando a aspectos técnicos agronómicos, para las recomendaciones de cosecha debemos decirle al amigo productor que es indispensable contar con el aro de 0,25 metros cuadrados que permite, arrojándolo detrás del paso de la cosechadora, estimar las pérdidas de cosecha. Estas no deben superar, independientemente del potencial productivo del lote, los 100/110 kilos de girasol por hectárea. En efecto las pérdidas no deberían incrementarse con un lote más productivo, porque el 70% de las mismas provienen de cabezal, y justamente los cultivos que más rinden son más fáciles de recolectar por cabezal. Si las pérdidas exceden lo permitido, se deberá revisar con el contratista las posibles causas de las mismas, lo que en general se producirá por:

1. Demoras en el inicio de la cosecha. Lo que aumenta las pérdidas de precosecha, es decir, antes de que haya pasado la máquina por el lote.

2. Excesiva velocidad de avance de la cosechadora. Se recomienda no superar los 7,5 km de avance, y en caso de permitir la máquina una mayor capacidad de trabajo, buscarla aumentando el ancho de cabezal.

3. Cultivos desparejos tanto en altura, diámetro de capítulo, humedad de grano y del capítulo. Esto genera problemas en una regulación eficiente de la cosechadora. En general, se debe a una emergencia desuniforme del cultivo, producto de una deficiente labor de siembra o calidad de la semilla empleada en la mayoría de los casos.

4. Inadecuado equipamiento y regulación del cabezal y/o sistema de trilla, separación y limpieza.

5. Ausencia de regulaciones automáticas que permitan adaptar el mismo a las diferentes situaciones de los cultivos.

Para finalizar, diremos que desde el punto de vista agronómico el girasol se puede cosechar a partir de 16% de humedad, pero no se recomienda esto excepto que haya alguna buena razón para hacerlo, como por ejemplo daño por paloma. En general no es deseable cosechar tan húmedo porque es más difícil de desgranar dificultando una eficiente labor de trilla, y además porque requerirá mucho gasto en secado. Por ello se recomienda una trilla entre el 11 a 13% de humedad y no dejando caer la humedad relativa del grano debajo de 9% porque se pierde mucho dinero que no se recupera aun con las bonificaciones de precio.

Mariano Fava

Ingeniero agrónomo (MP: 607 CIALP) -

Posgrado en Agronegocios y Alimentos -

mfava@cpenet.com.ar

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